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Ahogada en llamas


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Hasta dos días antes de leer la opinión de Morenosister sobre este libro, ni siquiera conocía ni de su existencia ni de la de su autor, Jesús Ruiz Mantilla. Pero terminados los Juegos del hambre, no sabía por qué otro libro decidirme después de tan grata experiencia, una amiga de una amiga me recomendó que leyera Ahogada en llamas, que lo acababa de terminar y pensaba que me iba a gustar, me hizo ésta y otras recomendaciones, husmeé un poco por aquí y por allá y me decidí por este. ¿Por qué?, no sé, pero yo creo que me dejé llevar porque su historia transcurre en la ciudad de Santander, y allí pasé algunas temporadas hace algunos años, muchos son también los que han transcurrido desde que dejé de ir. En fin, que me apetecía adentrarme de lleno en su trama, por la ciudad en la que transcurría y por el período de tiempo que abarca, desde finales del siglo XIX hasta mediados del siglo XX.

El argumento: Ahogada en llamas es la historia de una familia burguesa, acomodada, del Santander del último cuarto de siglo XIX, en esa España de la Restauración bajo el reinado de Alfonso XIII y el turnismo político de Cánovas y Sagasta. Una historia que comienza con la explosión del barco Cabo Machichaco el 3 de noviembre de 1893 y termina con el incendio de 1941 en la misma ciudad, Santander. Dos hechos históricos que supusieron una gran tragedia para la ciudad y que otorgan cierta peculiaridad a su casco histórico, mayormente reconstruido tras la tragedia en el siglo XX.

Los personajes son en su mayor parte los miembros de la familia. Comenzamos con el patriarca, Diego Martín Solórzano, señor y padre de familia acomodado, que vive de las rentas que generan sus inmuebles e inversiones, sin más tarea que velar por su familia y acudir a la tertulia del Café Suizo con sus amigos, donde debaten sobre los problemas que asolan la España de la época (que no son pocos) y donde en ocasiones también se reúnen “los sabios” (de los que hablaré más tarde). Su vida dará un brusco giro tras la muerte de su primera esposa, Águeda San Emeterio en la explosión del Cabo Machichaco. Águeda, amantísima y fiel esposa y madre, con un espíritu curioso y proclive a la aventura que se fue difuminando con el matrimonio, pero que será el que le lleve a su muerte, al querer saber qué ocurre tras la explosión.

Y como fruto del matrimonio, tres hermanos en constante disputa por la diferencia de carácter entre cada uno de ellos, y siempre a la sombra de Don Diego, que será al mismo tiempo (y sin pretenderlo) su nexo de unión. Por una parte, Diego, el primogénito, que se refugiará en la fe desde el primer momento, lo que le llevará a encerrarse en sí mismo y a ir alejándose cada vez más de su padre y hermanos, terminará ordenándose sacerdote y será víctima de sus propias contradicciones (es un personaje que junto a Rafael me parece muy entrañable, sobre todo al ir evolucionando a lo largo del relato). El mediano, Enrique, se encerrará en su timidez, hasta volverse huraño, vivirá la muerte de su madre centrado en sus estudios, dirigidos a conseguir un trabajo en la ciudad, en un puesto acomodado y sin más pretensiones que formar una familia, conseguir dinero y siempre buscando el beneplácito de Diego, su padre. Y por último, el menor, Rafael, el más idealista de los tres, el que se dejará llevar por su sueños, queriendo pintar y recorrer el mundo, disfrutar de la vida en su sentido más amplio, y que será la oveja negra a ojos de sus hermanos, no en cambio de su padre, que admira su ilusión y su forma de vivir y que se contenta siempre con la presencia de su hijo y las historias que le cuenta.

A esta familia se unirán pocos años después Carmen Revuelta y su hija Marina, Carmen es una mujer viuda, fuerte, de carácter, con gran personalidad y con quien Diego volverá a recuperar el entusiasmo, aunque no sea muy del agrado de sus hijos ni del servicio doméstico. Y Marina es una chica dulce y soñadora que se sentirá al principio un poco fuera de lugar, pero que se irá haciendo un hueco, sobre todo contando con el afecto que le profesan Diego padre e hijo. El resto de personajes lo conforman los miembros del servicio doméstico, que llevan años en la casa, siendo Serafina la más destacable, por llevar años al servicio de la familia, sin llegar nunca a soportar a la nueva señora.

Luego están los amigos de Don Diego, Don Blas Matallana (abogado) Felipe Zúñiga (desocupado y algo díscolo) y Carlos Fuentecilla (notario).

Y por último, tienen gran peso en esta historia, y me encantan estos»’personajes»’ que son los históricos: De entro todos, principalmente Don Benito Pérez Galdós, que pasó mucho tiempo en esta ciudad, donde escribió algunas de sus obras, en la novela es amigo de Don Diego, y junto a Marcelino Menéndez Pelayo y José María de Pereda, formarán ese club de los sabios que acude a las tertulias del Café Suizo. También está el periodista y director de “El Cantábrico” José Estrañi, el pintor Solana, Emilia Pardó Bazán que fue amante de Galdós, el propio Alfonso XIII (cuya fama de mujeriego queda bien patente en la novela), así como Lorca o Buñuel, a quienes Rafael conocerá en sus andazas.

La historia se narra en seis partes, formadas por un prólogo (El Machichaco) y un epílogo (El incendio), más cuatro episodios titulados sucesivamente: primavera, verano, otoño e invierno. Adentrarnos en cada capítulo supone un salto en el tiempo, que a veces, puede resultar confuso.
Sobre la trama no voy a desvelar mucho más porque se trata de que vosotros, futuros lectores lo vayáis descubriendo.

¿Qué me ha parecido a mí?

Tras leer la opinión de Morenosister y terminar el libro me di cuenta de algo, y entonces me dije que tenía que escribir esta opinión. A ver, resulta que cuando leo un libro que me entusiasma, veo una película que me encanta o pruebo un producto o servicio que me satisface estoy deseando venir a mi blog y ponerlo por escrito y transmitiros a todos mi entusiasmo, además me resulta muy fácil hacerlo porque cuando me apasiona me encanta compartirlo con los demás para que también puedan disfrutarlo (aunque no a todos tiene que gustarles necesariamente), cuando mi experiencia es nefasta (caso de algún que otro hotel, o algunos zapatos como queda constancia por ahí) también me falta tiempo (a veces) para contarlo. En cambio las medias tintas no se me dan tan bien, ¿por qué digo esto? Pues justo porque es el caso de este libro, que me ha gustado bastante, pero sin llegar a entusiasmarme, es más, en algunas de sus partes me ha costado avanzar.

Os cuento, el comienzo del libro se me hizo bastante pesado, encuentro que el autor se recrea bastante en algunas descripciones de determinados hechos, el ejemplo perfecto: la explosión del barco. No veía el momento de llegar a un punto donde simplemente ocurriera algo, a veces eran páginas y páginas con descripciones para mi gusto, bastante barrocas. El libro se me hace más agradable en aquellas partes en que abundan los diálogos por ejemplo. A decir verdad, para ser un libro de 432 páginas, he de decir que las primeras doscientas me resultaron un poco pesadas, y a partir de ahí la historia me empezó a entusiasmar, es como que fue “in crescendo”. El final en cambio me encantó y me sorprendió muchísimo, incluso desde mi punto de vista, le dio sentido a ciertas partes de la historia. Era un final que no me esperaba para nada y que me reconcilia con alguno de los personajes.

Como parte muy positiva debo citar el conocimiento del autor sobre su ciudad natal, Santander, que se hace patente a lo largo de las páginas de este libro, y es muy de agradecer, igual que comento que algunas de sus descripciones son algo barrocas, cuando describe calles, plazas, barrios, en fin, la vida de la propia ciudad, parece que estemos viéndolo y no imaginándolo. Me he sentido transportada de nuevo a Santander a lo largo de sus 432 páginas.

En cuanto al carácter y la personalidad de los personajes estos están muy bien definidos, y van evolucionando a medida que transcurren los acontecimientos, y aunque en ciertos momentos hay personajes que se hacen insufribles, como la siempre altanera y prepotente Carmen Revuelta o el mediocre y envidioso Enrique, lo cierto es que al final no hay una visión maniquea de los personajes y no hay malos malísimos ni buenos buenísimos. Desde mi punto de vista, el personaje más entrañable de todos es Rafael, por su visión de la vida, por su bondad con los demás, su idealismo, ese amor por la pintura y por la literatura

Posiblemente no sea un libro que me vuelva a leer o que recomiende encarecidamente, aunque sí que es recomendable. Está bien escrito, la trama es buena, y hace un repaso magnífico a la Historia de nuestro país, como dije la narración comienza a finales del siglo XIX con la España de la Restauración, asistiremos después a la dictadura (o dictablanda) de Primo de Rivera, la II República (con cuyo triunfo disfrutarán personajes como Diego Martín Solórzano, Benito Pérez Galdós o el bueno de Rafael), la Guerra civil (que es la parte más dura de todo, y donde quedará patente la gran tragedia que asoló nuestro país, y como en algunas familias unos miembros fueron fieles al bando republicano y otros a los nacionales) y por último al triunfo del alzamiento y los comienzos del franquismo.

El libro tiene debates estupendos entre personajes con visiones distintas sobre un mismo asunto, ideologías diferentes, también se habla del arte y la literatura de la época, de los políticos del período, y de una España en crisis política y de valores (que no sé por qué me suena demasiado). Se cuentan anécdotas divertidas, como un encuentro entre la Pardo Bazán y Galdós tras su ruptura sentimental, si mal no recuerdo se encuentran casualmente en una recepción de Alfonso XIII y ella le saluda diciéndole “hola viejo chocho” a lo que él responde con un “hola chocho viejo”. Esto está contado tal cual en el libro, si no tal cual de una forma muy parecida.

Me gusta mucho cuando Rafael lleva a su cuñada a la ópera a ver la Traviata, las explicaciones que Rafael le da a Isabel, el diálogo que se establece entre ellos.

En definitiva, que el libro está bastante bien, pero que según mi criterio y basándome en mis gustos y experiencia personal no le daría más de tres estrellas, principalmente porque no me enganchó desde el principio y porque, como dije, en ocasiones (bastantes) las descripciones se me hicieron muy pesadas.

Feliz fin de semana y buenas lecturas.


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