Reseña El Secreto Egipcio de Napoleón

Os voy a contar un poquito del libro que acabo de terminar de leer «EL SECRETO EGIPCIO DE NAPOLEÓN», de Javier Sierra. La historia se basa en la noche del 12 al 13 de julio de 1799. Esa noche Napoleón Bonaparte la pasó dentro de la pirámide de Keops. ¿Qué secreto milenario perseguía para introducirse solo en la pirámide? Pero la narración comienza diez días antes de la entrada de Napoleón en la pirámide.

La historia nos cuenta que en el verano de 1798 Napoleón, un joven por aquel entonces de 30 años, llegó a Egipto seguido de más de 30.000 soldados franceses con la misión de liberar a este país del dominio turco. Aunque Bonaparte no solo se dedicó a eso. Se llevó a Egipto a cientos de sabios con el encargo de copiar todo cuanto pudieran de ese país. Tumbas, templos, túneles, momias… todo interesaba a Napoleón. Buscaba un secreto ¿cuál era?

Basándose en estos datos históricos, se crea una novela en la que se nos van desvelando secretos de la época faraónica. En aquel momento, el Islam estaba a la espera de la llegada de un personaje especial. Podríamos decir que una especie de «elegido». Alguien que les devolviera el esplendor pasado y les liberara del dominio turco. Pero no era ese solo el objetivo de Napoleón.

Napoleón buscaba el secreto de la inmortalidad. La fórmula que garantizaba la vida eterna. La fórmula que hacía a los faraones dioses inmortales.

En estas páginas aparece un testamento desconocido de San Marcos, en el que se nos revelan las andanzas de Jesús durante su exilio en Egipto (tras la huída de Nazaret). Recordemos que Jesús pasó los primeros años de su vida en este país. Marcos nos dice en este testamento oculto que fue instruido en las artes de los faraones y que gracias a estas enseñanzas y siguiendo el ritual que le fue transmitido, y que según cuentan, fue utilizado por dioses como Osiris e Isis, pudo resucitar a Lázaro y volver de entre los muertos. Es decir, si esto fuera verdad… la resurrección como tal no sería la que nos pinta la Iglesia, si no que cualquier persona instruida en estas enseñanzas sería capaz de lograr la resurrección de la carne.

Aquí ya tenemos enfrentados a cristianos, musulmanes nómadas y a los herederos de los antiguos constructores de pirámides, todos en busca de la fórmula de la vida. La búsqueda de esta fórmula es la que llevo a Napoleón a Egipto, Siria y Palestina.

Es una historia en la que se mezcla imaginación e historia. Según nos cuenta Javier Sierra, no debemos olvidar que es rigurosamente cierto:

que Napoleón Bonaparte pasó la noche del 12 al 13 de agosto de 1799 en el interior de la Gran Pirámide y que jamás contó a sus hombres porque salió pálido y asustado de sus entrañas.
que, como cuenta el libro, sí existió un astrólogo llamado Bonaventure Guyon, al que Napoleón consultaba durante sus años al frente de la política francesa.
que Jean Baptiste Prosper Jollois y el barón Edouard Villiers du Terrage (dos de los personajes del libro) existieron realmente y formaron parte de la comisión de sabios que Bonaparte llevó a Egipto
que es rigurosamente histórico que en agosto de 1799 se descubrió la tumba de Amenhotep III y que el 6 de septiembre de ese año los franceses abandonaron para siempre el hallazgo y la ciudad de Luxor para reunirse con el resto de tropas francesas y evacuar Egipto.

El éxito militar de Napoleón en Egipto le abrió las puertas de la política francesa.

Como toda novela que leo me hace reflexionar sobre muchas cosas. ¿Realmente sabemos todos los secretos de la historia? ¿Cuánto silencian, quizá intencionadamente los historiadores… la Iglesia…? ¿Existe realmente algún evangelio oculto que nos desvele secretos desconocidos de la vida de Jesús?

Sin duda la época faraónica es una etapa histórica con muchísimos más misterios que certezas. Como ejemplo os diré que cuando se descubrió la tumba de Amenhotep III (el guardián del secreto de la vida eterna), no se encontró dentro de ella su cadáver ¿Dónde está? ¿Realmente resucitó? ¿Fue saqueada la pirámide de Keops anteriormente y robada su momia? Lo cierto es que a día de hoy es uno de los muchos misterios que envuelven esta civilización.

Tampoco debemos olvidar el misterio sobre la resurrección de Jesús. Si leemos este fragmento de los evangelios, como lectura histórica no como acto de fe, veremos que los cuatro evangelistas dan una versión distinta (incluso hay gente que se atreve a decir que contradictoria) de este hecho.

En fin, que es un libro que me ha encantado. Si la historia de Egipto me apasiona por sus misterios y secretos, este libro me ha llevado a descubrir cosas que no sabía. ¿Qué sintió Napoleón en la pirámide? ¿Por qué se atrevió a entrar solo? ¿Qué descubrió dentro? Todas estas son preguntas que el libro nos va descubriendo poco a poco.

Contenido de la reseña

Autor
Algunas de sus obras son:

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Javier Sierra nació en Teruel en agosto de 1971. A los doce años produjo su programa de radio «Radio Heraldo». A los dieciséis colabora en la prensa escrita y con dieciocho fue uno de los fundadores de la revista «Año Cero». Con veintisiete accede a la dirección de la revista mensual «Más Allá de la Ciencia».

Muchos le conoceréis por su colaboración en el programa Crónicas Marcianas y por su programa «El otro lado de la realidad» de Telemadrid.

Licenciado por la Facultad de Ciencias de la Información de la Complutense de Madrid.

En todas sus novelas se ve una perfecta documentación, fruto de sus viajes a países como Egipto, Turquía, Perú… en los cuales va en busca de información fundamental para conocer los secretos de esos países. Por ejemplo en Perú contribuyó al inicio de las tareas arqueológicas para localizar el oro perdido de los Incas que Atahualpa escondió al llegar Pizarro a Cuzco.