Como algunos ya habréis deducido por algunas de mis opiniones y para el resto os lo digo ahora mismo, me encanta la historia universal. Y uno de los personajes que más me fascina es el gran conquistador macedonio Alejandro, razón por la que me lancé a la lectura de la trilogía escrita por Valerio Massimo Manfredi.
Alexandros I: El hijo del sueño es la primera parte de la trilogía Alexandros, del italiano Valerio Massimo Manfredi. Arqueólogo, profesor de universidad y colaborador de alguna revista en Italia, ahora hay otra novela suya (no sé qué de la legión) entre las novedades de El Corte Inglés; parece ser que toda su obra se engloba en civilizaciones clásicas y en el género de la novela histórica, pero además de esta biografía novelada de Alejandro Magno yo sólo le conozco La conjura de las reinas, que tampoco me he leído… Y que no me pienso leer: demasiado esfuerzo me parece ya el que me vaya a terminar la trilogía.
Más o menos todos sabemos quién fue Alejandro Magno: rey macedonio, hijo de Filipo II, se dedicó a unificar Grecia y conquistar parte de Asia para fundar un imperio que a su muerte se repartieron sus cuatro generales. En el museo arqueológico de Sevilla se puede ver un busto deificado de este hombre que representa muy bien al Alejandro que aparece en esta obra. Porque durante toda la novela se nos presenta a un Alejandro poco menos que perfecto, cosa que ha contribuido más a que le coja una manía increíble. Quiero héroes un poco más humanos, por favor.
El primer libro de la trilogía sobre Alejandro de titula “Aléxandros I: El hijo de un sueño” y nos narra los sucesos que tienen lugar durante la infancia, pubertad y juventud del joven príncipe hasta su subida al trono. Es en esta época donde conoce a los que en un futuro serán sus mas fieles seguidores, amigos y generales Hefestión, Pérdicas, Seleuco, Leonato, Lisímaco, Tolomeo, Eumenes, Calístenes y alguno mas que me dejo en el tintero.
Esta primera entrega narra la primera etapa de la vida del conquistador, las circunstancias de su nacimiento y educación, su ascenso al trono. Aún no se ha enfrentado al famoso nudo gordiano (cuando, siendo pequeña, supe que se había limitado a cortarlo, no pude explicarme qué merito tenía eso, si era la solución más sencilla) porque la unificación de la Hélade y la conquista de Asia son los sueños de su padre, el rey Filipo. De modo que los días de Alejandro, tan perfecto que ni si quiera tuvo espinillas en la pubertad y era amado por todos, transcurren en el aprendizaje de las artes marciales, la equitación y la filosofía, pues tuvo como maestro al propio Aristóteles. Su magnetismo personal era tan intenso que dominó a Bucéfalo con la mera potencia de su voz y la velocidad de su carrera… Que todos sabemos que cualquier humano corre más que un caballo desbocado, eso por descontado. Y la epilepsia que aquejaba al héroe no se menciona más que de pasada.
Una época donde su padre Filipo II se encarga de hacer que sea formado como persona y como rey por uno de los más grandes filósofos de toda Grecia como es Aristóteles (que le impartió clases durante años en el palacio de Mieza). Una época en la que comienzan las influencias de los textos de Homero (La Iliada y la Odisea) en la que se cuentan las más grandes hazañas de los héroes del antiguo mundo griego.
Este es un libro en el que se nos expresa la veneración que sentía Alejandro por su padre, Filipo II. También nos muestra la gran preocupación que sentía Filipo por la correcta educación de Alejandro sirviendo el mismo de ejemplo y haciendo que conozca el plan de invadir Asia (plan que culminaría el propio Alejandro).
El problema que tiene esta novela es en primer lugar la redacción del autor, puesto que en los párrafos y la manera de escribirlo son del todo equivocados (según mi opinión) cortando la acción en algunos capítulos e intercalando situaciones que llegan a liar al lector. Además tiene el problema que en algunas ocasiones se centra en banalidades que no vienen a cuento y omite detalles que son realmente importantes para la historia.
También cae en el error de comenzar a tratar a Alejandro como un dios perfecto con una fuerza y actitud sobrehumanas en vez de presentarnos a un muchacho que estaba aprendiendo a vivir.
De todas maneras tiene la suerte que la vida de Alejandro es lo suficientemente interesante como para que enganche a los lectores.
Mi opinión
Para mi gusto, este libro no tendría ningún atractivo si no fuera por Filipo II, el padre de Alejandro y modelo a seguir. Porque en esta novela se narran batallas, hechos y políticas, pero no profundiza lo bastante como para comprender bien la situación de las ciudades-estado y el equilibrio de poder entre estas, de modo que es fácil perderse un poco. Igual ocurre con sus personajes y las relaciones entre ellos.
Tanto da que Alejandro fuera cualquiera de las estatuas que pueden verse en cualquier museo, porque en ningún momento sus emociones traspasan las páginas. Sus compañeros (Hefestión, Pérdicas, Seleuco) y los generales de su padre no son más que nombres que aparecen esporádicamente en la descripción de alguna batalla o en la toma de decisiones estratégicas, sin que se dedique una sola línea a su personalidad, deseos o aspiraciones.
Y si alguna hay, a mí me dejó tan indiferente como todo lo demás. Sin embargo, aunque al padre se lo trate tan superficialmente como a todos los demás, es el único personaje con un carisma atractivo: fuerte, apasionado, a veces déspota, pero entrañable, dedicado por entero a legar a su adorado primogénito un imperio y en elevar a la bárbara Macedonia a la altura de Atenas. Pero un solo personaje no basta para salvar un libro.
Y más si la prosa tampoco acompaña…
En definitiva que se trata de una obra sobrevalorada (según mi opinión) de un tema muy interesante, que en algunos momentos puede hacerse pesada. De todas formas para todo aquel que quiera conocer un poco de la vida de Alejandro, no está del todo mal.
Resumiendo: la historia no aporta nada al lector (bueno, si alguien es como yo y siente aversión por los protagonistas absolutos que todo lo hacen bien, quizá le aporte una buena rabieta), la prosa es risible y tampoco se enseña nada que no venga mejor contado en la enciclopedia. No conseguí implicarme en lo que leía en ningún momento. Si le pongo tres estrellas es porque jamás me veréis ponerle menos a un libro, para mí es muy meritorio escribir más de veinte folios y haberse documentado lo bastante como para mencionar las idas y venidas de Alejandro y las batallas que libró. Además, ahora que Alejandro ha llegado a Asia y comienza la etapa de su vida que quedó para la posteridad, tengo la esperanza de que la trilogía se anime un tanto…
