Las legiones malditas, las que huyeron cobardemente frente a Aníbal y han sido por ello desterradas, abandonadas y olvidadas en Sicilia. Pero aunque no lo sepan tienen una importante cita con la Gloria para cambiar el curso de la Historia.
Eran las legiones malditas, si, pero malditas para quién, ¿para ellos mismos o para sus enemigos?
La Historia, mucho más que fechas y nombres que memorizar. ¿Por qué rebuscar en busca de un argumento para una épica novela de aventuras cuando la historia de la humanidad está rebosante de ellos, algunos tan increíbles que parecen fruto de una vivísima imaginación?
Ese es el caso de la historia de Publio Cornelio Escipión, uno de los más grandes generales de la historia romana, que hubo de enfrentarse a otro de mítico general: Aníbal.
Aníbal fue el general cartaginés que partiendo desde Hispania y atravesando los Alpes con sus elefantes, a punto estuvo de conquistar Roma. A pesar de no conseguir su derrota definitiva, seguía en suelo italiano, en una guerra de desgaste y a la espera de que sus hermanos, generales cartagineses también, acudieran en su auxilio a Italia para pillar las legiones romanas en una pinza y destruirlas.
Guerra que no sólo tiene lugar en suelo italiano, pues Hispania es el otro frente abierto por los Cornelio, intentando no solo alejar la guerra de Italia, sino evitar la llegada de refuerzos.
Al comienzo de la novela, Publio Cornelio acaba de un modo sorprendente conquistar en solo seis días Cartago Nova, la capital cartaginesa en suelo hispano Espera que esa victoria anime al senado romano a enviarle más tropas, pues con solo dos legiones ha de combatir a tres ejércitos cartagineses.
El senado romano al frente del cual está Quinto Fabio Máximo, antiguo y poderoso enemigo de la familia Escipión, le niega ese apoyo. Son dos visiones contrapuestas de la guerra, pues mientras Publio quiere obligar a Aníbal a tener que abandonar el suelo italiano para defender Cartago, Roma quiere concentrar todos sus esfuerzos en Italia.
Tres partes fundamentales tiene el libro:
- La guerra de Publio Cornelio Escipión en Hispana.
- Su regreso a Italia y la asignación de las legiones V y VI, las Legiones malditas, para su sueño de invadir África, una aventura en la que sus enemigos políticos esperan que deje la vida.
- La imposible invasión de Cartago al mando de un mínimo número de hombres, hombres desechados por Roma, que por otra parte no les presta ningún tipo de apoyo.
Comentario final
Un libro con el que he disfrutado mucho, en el que la acción no tiene tregua, a pesar de que el autor pasa rápido por algunos momentos. Algo por otra parte inevitable, porque en caso contrario en lugar de las 850 páginas de este libro, nos iríamos a no menos de 1500. El número de páginas es elevado ý no porque se haya hecho una impresión con letra de tamaño grande. Muy interesante ha de ser lo que nos cuente y cómo nos lo cuenta el autor para animarnos a la lectura del libro.
Porque tampoco recurre el autor al manido recurso del sexo, cuya presencia en el texto es mínima, a pesar de ser el arma que utiliza una de sus protagonistas para medrar y movilizar voluntades en contra de Publio Cornelio.
Muy interesantes los apéndices finales del libro, con un amplísimo diccionario de términos utilizados, así como de mapas y diagramas de alguna de las principales batallas.
Y eso de las batallas sea quizás para algunos el mayor inconveniente del libro, la abundante presencia y descripción de batallas. Sin embargo algo que puede ser muy monótono y aburrido, se convierte en manos de Santiago Posteguillo en algo muy entretenido. A fin de cuentas las batallas y tácticas militares de la antigüedad no tienen nada que ver con la guerra moderna y aquí van a enfrentarse dos de los mejores generales y estrategas de la antigüedad.
Sabía que este libro tiene continuidad, pero lo que desconocía es que es el segundo de una trilogía cuyo primer libro fue Africanus, el hijo del cónsul. Siempre es aconsejable empezar por el principales libro, pero puedo deciros que yo no me enteré de ese primer libro hasta terminar este, y en ningún momento tuve la sensación que suelen las segundas partes de estarte dando resúmenes de sucesos narrados en profundidad anteriormente.
Un libro pues recomendable, con el que disfruté de tal modo que más adelante continuaré con su última entrega, que ya está publicada. Eso si, aquellos que no soportéis las batallas, haréis bien en absteneros.
