Erec y Enide

En el año 1939, Manuel Vázquez Montalbán nace en Barcelona y trae consigo, cuál “pan bajo el brazo”, una larga y próspera carrera como novelista, ensayista y poeta que renovarán, sin duda alguna, las letras españolas contemporáneas. Cursó, en su juventud, los estudios de Filología Románica, que alternó con los de Periodismo, y asistió a clases que impartía Martín de Riquer que trataban sobre la denominada materia de Bretaña,es decir, aquella temática que abarcaba las leyendas artúricas, y sobre Chrétien de Troyes, narrador francés en verso del siglo XII.

Es en su última novela donde recupera una leyenda del mencionado narrador francés, que quizás lo llegó a obsesionar, tomándola como punto de referencia de su narración y como título de ésta: Erec y Enide, sobre la cuál ya escribió un poema -“Correo sentimental, respuesta a Enide”- que forma parte de Movimientos sin éxito.

En aquella leyenda medieval, se busca el Santo Grial, hay hechizos de Morgana, enanos y reyezuelos, salteadores de caminos y Erec tiene que ganarse el amor de Enide a diario a pesar de los obstáculos. Y es ésta última la temática que ha reescrito Vázquez Montalbán en forma de novela, actualizando las relaciones de pareja a los tiempos que corren hoy para orginar así un mayor interés social aportando una materia de ferviente actualidad.

Vázquez Montalbán saca a la luz en su novela la leyenda de Erec y Enide de Chrétien de Troyes mediante el protagonista de la novela: la reflexión sobre la primera novela del ciclo artúrico es su última lección antes de jubilarse.

El protagonista de la novela es Julio Matasanz que narra sus vivencias y sus encuentros amorosos con Myrna –amante de toda la vida y especialista también en materia artúrica – durante su estancia en San Simón (Ría de Vigo) donde recibe un homenaje unos días antes de Navidad, ya al filo de su jubilación, al haberle concedido el Premio Carlomagno.

Esta narración se alterna con la de su esposa, Madrona Mistral de Pàmies, que ultima los preparativos para las fiestas navideñas con la ilusión de que regresen los suyos y llegue la felicidad a su residencia del Maresme: La Alegría de la Corte.

Por último, ambas narraciones se turnan con las aventuras de Pedro y Myriam, sobrino e hijo adoptivo y nuera de Julio y Madrona, que sufren diversas peripecias mientras recorren Guatemala como voluntarios de Médicos sin Fronteras.

Por lo que respecta a los personajes, nos encontramos ante el profesor emérito Julio Matasanz que lucha por prevenir la diabetes y la hipertensión. Es un hombre de setenta años al que le caracteriza un escepticismo ante todo lo que sucede, es egoísta, machista, misógino y egocéntrico. Un sabio, según su nuera y un autista, según su hijastro. Tiene una fuerte ambición de poder y sufre como un adolescente por su amante Myrna. Cree que su hijastro Pedro no debió desperdiciar su carrera como médico yendo a cuidar a los enfermos del Tercer Mundo.

Nunca cuidó día a día, como hicieron Erec y Enide, la relación con Madrona Mistral de Pamies, su verdadera esposa con la que lleva treinta años de matrimonio.

El segundo personaje que aparece en la novela es la anteriormente citada Madrona Mistral de Pamies,la mujer del viejo profesor, una burguesa de muy buena familia de Barcelona, algo pija como su propio marido dice,y que pasa mucho tiempo sola debido a los viajes a diversos congresos a los que asiste Matasanz. Se implica en los problemas de los demás (un ejemplo es Dora de Masdeu, compañera de gimnasio que recibe malos tratos por parte de su marido) y sufre una enfermedad mortal. Su única ilusión es reunir a la familia para Navidad y tener en casa a sus Erec y Enide del siglo XXI.

Los último personajes, y no por ello menos importantes, son Pedro y Miryam, médico y enfermera, sobrino e hijo adoptivo él de Madrona Mistral de Pamies y Julio Matasanz, que trabajan en Centroamérica para Médicos Sin Fronteras. Son los verdaderos Erec y Enide de la historia de Montalbán. Los villanos de turno aparecerán en la selva centroamericana bajo la forma de paramilitares y caciques. Recuperan la pareja día a día después de diversos encuentros con tres ladrones que les atacan, los dos paramilitares que apalean a un sindicalista, el obseso sexual que se hace pasar por médico y que quiere violar a Myriam, el pequeño Rey Gabriel que los ayuda y los salva… y varios personajillos habituales en el género artúrico. Deciden volver a casa por Navidad y pensar sobre su futuro y el de su bebé.

La novela está formada por diez escenas en las que conviven varias tramas que confluyen en un desenlace que no rompe la armonía que se sigue a lo largo del relato. Son tres historias paralelas de personajes vinculados por un lazo familiar, cada una en un espacio distinto (San Simón / Barcelona / Guatemala) , pero todas en un mismo lapso de tiempo.

Un primer capítulo pertenece a la narración en primera persona de Julio Matasanz; un segundo capítulo se refiere a la narración, también en primera persona, de Madrona; ambos trazan un agudo retrato del otro. Finalmente, en un tercer episodio nos encontramos ante un narrador omniscente que nos cuenta las aventuras, los pensamientos y los sentimientos de Pedro y Myriam. Depués de esta tercera parte se sucede de nuevo un capítulo narrado por Julio Matasanz que es la continudad del primero. Y se da así dicha estructura sucesivamente hasta llegar al décimo episodio, donde confluyen los cuatro protagonistas uniendo sus vidas y sus experiencias en una comida de Navidad.

Esta expresiva estructura paralelística que adquiere la novela se puede ver anticipada mediante el poema que inicia el libro: una “cántiga de amigo” de Mendinho del siglo XIII – perteneciente a la poesía galaico-portuguesa -.

Esta cántiga de amigo, en la que una voz de mujer se dirige a su enamorado llamándole “amigo”, sigue el procedimiento denominado leixa-pren mediante el cual el inicio de la tercera estrofa se corresponde con el segundo verso de la primera y, a su vez, la cuarta estrofa se inicia con el segundo verso de la segunda y así, sucesivamente, se crea un fuerte paralelismo estilístico.

Dicha cántiga no está situada en la novela de manera arbitraria ya que, además de mostrarnos la estructura análoga de la novela, se incluye en los estudios del especialista en literatura medieval y nos refiere a San Simón, donde celebra su homenaje.

Montalbán utiliza una serie de recursos que aportan veracidad a la novela como si de una obra autobiográfica se tratase: menciona personajes ilustres (el Rey Juan Carlos, Martín de Riquer, Menéndez Pidal, Goytisolo, entre otros) y autoridades del Gobierno (José María Aznar, Jordi Pujol,…) a los que a menudo otorga la palabra: “a mí de joven me gustaban mucho las croquetas y en cambio ahora me cuesta…me cuesta…”, dice don José María Aznar. (véase pág. 261)

A lo largo de la novela, cada personaje menciona diversas zonas geográficas que aportan más realismo al relato: algunas calles y lugares de Barcelona (Petritxol, Pedralbes, Diagonal, Hospital Clínico,…), algunos lugares de Vigo (como San Simón, por ejemplo)…

La cultura del ilustre, y quizás algo pedante, Matasanz se muestra constantemente a través de sus frases en latín (“Praeterita mutare non possumus”,pág.249) y mediante la ponencia que ofrecerá a los “colegas aunque amigos” para explicar su reflexión sobre Erec y Enide de Chrétien de Troyes.

El tono culto del ínclito Matasanz difiere del registro de habla de su esposa que es menos ostentoso y, a menudo, salen de sus labios palabras o frases en catalán que se intercalan en su monólogo: “Carlos Alberto que era l’hereu en potencia” (pág. 200).

Vázquez Montalbán juega aquí a su gusto con el lenguaje y, con sus palabras, consigue transmitir al lector estados de ánimo, miradas, ilusiones, peleas, situaciones.

La novela habla principalmente de la soledad (una mujer sola debido a los viajes de su marido) y del amor en tiempos en los que parece no existir (el amor de Pedro y Myriam que se cultiva día a día versus el amor ya inexistente de Julio y Madrona).

Se unen a ellos la enfermedad (la leucemia de Madrona, la hipertensión y diabetes de Matasanz), la crueldad (las peleas guatemaltecas, demasiadas para tan pocas horas) y todo ello conlleva a un desengaño, en definitiva, a la desilusión latente cada día de nuestras vidas.

En el último encuentro de Matasanz con Myrna, ella le comunica que abandona la docencia. Es en este momento cuando Julio recapacita sobre lo que ha hecho en la vida; quizás tantos años embebido en sus estudios, sus libros y sus ponencias no le han permitido vivir tanto como a otros. Al igual que el amor se ha de construir día a día, conclusión a la que llega con Erec y Enide, la vida hay que vivirla a cada momento y la cultura no permite seguir el cánon del carpe diem. Todos estos pensamientos llevan a una única resolución: la vida y la cultura son polos opuestos.

El Erec y Enide de Vázquez Montalbán se relaciona, en la mayoría de los aspectos, con la experiencia de la vida actual.

Un claro ejemplo, por lo que respecta a nivel político, son las aventuras y desventuras de Pedro y Myriam pues reflejan, a modo de espejo, la terrible situación de Centro América donde los paramilitares tienen la ley en su mano.

En cuanto a la sociedad, nos menciona, bajo la voz de Dora Masdeu, la vida de una mujer maltratada (que ironiza creando un triángulo amoroso que se manifiesta en una reunión de ESADE sobre las PYMES y el Euro) y los aún recientes atentados en el Pentágono y en las Torres Gemelas de Nueva York que difícilmente conseguiremos olvidar a pesar de la distancia.

En definitiva, una novela de rabiosa actualidad a pesar de tener como espina dorsal una leyenda del siglo XII

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