Las novelas de la Christie son siempre (para mí) muy placenteras porque, de una manera u otra, acaban sorprendiéndome. Hoy en día, tan acostumbrados a todo tipo de argumentos en novelas y películas de misterio, poco nos sorprende, por eso, leer una novela de hace décadas y terminarla con esa sensación tan agradable de: Nunca lo hubiera imaginado, no deja de ser un aliciente a añadir para leer los libros que salieron de una mente tan retorcida.
Aún así, he de confesar que, increíblemente (y es que yo tengo poco poder de deducción), esta vez he adivinado quién era el asesino, con lo cual, aunque me ha sorprendido encontrar la coincidencia de que mis pesquisas cuadraban con la resolución del asesinato, también me ha dejado una sensación menos buena que otras veces.
Contenido de la reseña
El misterio y los asesinatos
Todo el mundo conoce a Agatha Christie, ya sea de oídas, por haberla leído o por tener uno de esos títulos que tanto gusta adjudicar a un autor que ha roto moldes (Asesinato en el Orient Express o Diez Negritos). En este caso, tras el rimbombante título de reina del crimen, se esconde una mujer con una vida interesantísima.
Agatha fue una jovencita a la que le encantaba Dickens y Walter Scott. Luego D.H. Lawrence y Omar Khayyam y, por supuesto, Conan Doyle. Las hazañas de Sherlock Colmes la seducían de modo especial. No tardó en empezar a escribir: cuentos y novelas, que jamás iban a publicarse, pero que representaron ese entretenimiento imprescindible para, más adelante, crear hitos como este libro del que os voy a hablar.
Vivió ochenta y cinco años. Escribió más de noventa novelas policíacas, diecisiete libros, veinte obras teatrales e infinidad de artículos periodísticos.
Murió en plena gloria, aclamada desde muchos años antes como reina y poetisa del crimen. Por su primera novela policíaca, aceptada a regañadientes, le pagaron unos 24 euros, pero se calcula que a lo largo de su bibliografía le sacó a las letras unos seis millones de euros.
Ha sido traducida a 103 idiomas, siendo la autora inglesa más leída del mundo, incluso más leída que el propio Shakespeare durante algunas épocas.
Y las cifras siguen bailando cuando se sabe que una de sus obras teatrales, La Ratonera, lleva más de 50 años representándose día a día en el St. Martins Theatre de Londres, lo cual significa que la han visto unos diez millones de espectadores.
Nacida en 1881, en la ciudad inglesa de Torquay (Devonshire), publicó su primer título policiaco en 1921.
El asesinato de Rogelio Ackroyd
Se dice que El asesinato de Rogelio Ackroyd es una de las novelas de Agatha Christie que más han dado que hablar por su original desenlace, sobre todo, pero también por su perfecta intriga y por el ritmo en zigzag de la investigación.
De hecho, hay quien la considera la pirueta más asombrosa de la historia de la novela policíaca. Obviamente, en su momento debió ser todo un revuelo para los amantes de este tipo de novelas, sin embargo hoy día, poco nos puede sorprender, y aunque sí tiene un final interesante y original, no sé si debido a todos estos comentarios que leí acerca de la novela antes de empezarla, me llevaron a dar con el asesino al mismo tiempo que Poirot, por lo que, digamos, mis células grises trabajaron a la misma velocidad que las suyas.
La estructura de los personajes
Todas las novelas de Agatha Christie (al menos todas las he yo he leído) se caracterizan por tener una estructura bastante cuadriculada de sus personajes, es decir, todos están bien definidos, siempre aparecen muchísimos actores principales y secundarios en sus novelas, y todos, llegado un momento exacto de la historia, tienen la misma pinta de culpables que de inocentes.
Por un lado, es bueno que haya muchos personajes porque las historias se vuelven más interesantes, hay más donde mirar, por eso la autora al inicio de la novela nos presenta una especie de índice por orden alfabético con todos los personajes que van a aparecer a lo largo de la novela y una breve descripción de los mismos y de sus relaciones entre sí.
Este índice a mi modo de ver es fundamental, sobre todo cuando arrancas con la lectura porque la cantidad de personajes llega a descontrolar al lector, que tiene que acudir unas cuantas veces al glosario inicial a ver quién es quién.
Pero también es una desventaja puesto que tienes que estar yendo al principio a ver quién es cada personaje hasta que te haces con ellos.
En cuanto a los personajes en sí mismos, en esta novela de la que os hablo, la autora profundiza más en unos que en otros, aunque de todos sacamos unos perfiles claros y definidos.
En general, Christie sabe perfilar bien a cada personaje y siempre nos hace una breve autobiografía del mismo, que unas veces nos hará equivocarnos en nuestras suposiciones, y otras nos hará ir por el lado bueno. En mi caso, como ya os decía, no tengo mucho poder de deducción porque nunca adivino quién es el asesino, excepto esta vez.
En esta novela vamos a encontrar una serie de personajes que de un modo u otro están ligados con el asesinado: su cuñada y su sobrina, su hijastro, el mayordomo, el ama de llaves y varias camareras de la casa del rico Rogelio Acroyd, su secretario personal, algunos amigos personales del fallecido que se encuentran en su casa en el momento álgido, como su médico personal, y más tarde, todo el equipo de investigación.
En general, esto hace que la novela se haga muy interesante desde el punto de vista de cada personaje y de sus distintas personalidades, lo cual contribuye a una lectura ágil y rápida, aunque a priori pueda parecer lo contrario.
Van a ser fundamentales dos personajes a lo largo de todo el desarrollo de la novela, Hercules Poirot, que obviamente siempre es el protagonista porque tiene la labor más difícil; y el médico de Rogelio Ackroyd y buen amigo personal de éste.
Por supuesto, creo que no hace falta que os hable de Poirot del que todos ya conocéis su peculiar personalidad y sus refinados modales y maneras. Digamos que su papel en esta novela es fundamental, pero pasa más desapercibido que en anteriores. En principio aparece como el vecino camuflado del médico de Ackroyd, ocultando su verdadera personalidad, hasta que llega a sus oídos el asesinato de un poderoso hombre de Kings Abbot y no puede dejar pasar la oportunidad de meter su naricilla en el asunto.
Sin embargo, en esta novela es especialmente importante el personaje del médico, Jaime Sheppard, puesto que él es el narrador de la historia y de él dependerá prácticamente toda la investigación debido a que fue la última persona que vio a Ackroyd con vida y a que éste le contó un secreto momentos antes de morir que le venía obsesionando y amargando durante días.
Por supuesto, al haber gran cantidad de personajes y como es sello de la autora, todo están bien definidos y tenemos un perfil claro de su relación con la víctima, de sus historias personales y de qué hacían durante el asesinato.
Un perfil casi radiológico como bien es habitual en Agatha Christie.
Algunos datos prácticos sobre la novela
Se trata de una novela breve de 297 páginas, diría que de las más largas que tiene la autora, al menos de las más largas que yo le he leído.
La letra es pequeña y de escaso interlineado. Consta de 27 capítulos no demasiado largos, cada uno de los cuales tiene su propio título. En general, a pesar de ser de los más largos de la serie que tengo en casa, su lectura es fácil y muy ágil, hay gran cantidad de diálogos y las narraciones son muy fluidas, con lo cual en ningún momento se hace un libro pesado o aburrido.
Impresiones finales
Una vez más he disfrutado mucho leyendo un libro de Agatha Christie, aunque debo decir que esta vez no he quedado tan impresionada con el giro final de la historia como sí me ha ocurrido en ocasiones anteriores. Claro, eso de ir deduciendo y digiriendo que el asesino es quién tú crees que es, le quita un poco de vidilla al asunto.
Realmente no es que sea fácil de adivinar, la historia tiene el mismo planteamiento y estructura que el resto de las novelas de la autora, pero eso de que es una pirueta asombrosa, de leer en la contraportada que el final es muy original y demás, da que pensar y conforme avanza la historia vas atando cabos y resulta que sí, que parece bastante claro, aunque no os diré que no me asombró el final, primero porque coincidiera con mis pesquisas, y segundo porque la historia está como siempre genialmente trazada y uno no espera que el asesino sea precisamente esa persona.
Poirot está presente, pero deja espacio a otros personajes, no me ha resultado tan agobiante su intervención, digamos que la autora ha dado protagonismo a otros personajes que me han resultado mucho más interesantes esta vez.
A Poirot lo tengo muy visto, sin embargo, el médico, por ejemplo, o el ama de llaves, o la propia hermana chismosa del médico que va hilando fino (o eso parece) a lo largo de la historia, me han resultado mucho más emocionantes y han dado vida a la trama.
En general, no se puede negar que sea una novela de Agatha Christie, su forma de narrar y de desarrollar la historia tiene su impronta personal y para los que somos seguidores de sus novelas, es de agradecer que sepa sorprender aún utilizando los mismos métodos de siempre.
¿Os la recomiendo?
Pues sí, claro que la recomiendo, sobre todo como lectura de entretenimiento y para leer entre otras novelas más espesas. Para mí son un bálsamo en medio de las ganas de leer y de no tener tiempo para hacerlo, me quito el antojo y paso unos cuantos días sin necesidad de acercarme a otros libros.
Si disfrutáis de las novelas de misterio e intriga, de esas típicas historias donde alguien muere y hay que investigar a todos los que tienen relación con él/ella, sin duda, las novelas de esta autora serán de vuestro agrado.
Por sus personajes, por la trama, por el desenlace original, y por el encanto mismo de los acontecimientos (aunque sean asesinatos, sí), es una novela muy recomendable. A ello se le suma que es muy fácil de leer y que apenas nos llevará un rato o un par de días terminarla, con lo cual, es la novela perfecta para los que no tienen tiempo pero no quieren privarse del placer de la lectura.
Gracias por leerme.
